RELAJATE…ES UNA ORDEN!

Por Gime González Eastoe

¿No les pasa que están aturdidos con lo cotidiano? Las reacciones humanas están completamente exacerbadas; no estamos locxs, no. Estamos hartxs! Oscilamos entre pegarle un tiro a alguien que no quiere bajar la música y el tapping que te invita a aceptar cada mañana que sos abundancia y el universo conspira a tu favor. La individualidad ganó la batalla. Pero no ahora, sino hace ya varios años. Los resultados los vemos hoy de manera escandalosa. De eso quiero escribir hoy.

No pretendo en esta reflexión sacarle el cuerpo político a la cuestión así que anticipo a les lectores que busco preguntarnos qué estamos haciendo y cómo impacta esto en el cotidiano porque nos considero responsables del devenir de esta democracia. Sí, decidir lo que hacemos de manera individual impacta en lo colectivo, indefectiblemente. No hacernos cargo de eso, también.

Me preocupa la violencia instalada con la que vivimos a diario, y su naturalización. Las peleas a muerte de los pibes al amanecer cuando termina una joda, me preocupa incluso más que el ajuste de cuentas entre bandas “narcos” del barrio. Me preocupa la virulenta forma de pelearse entre vecinos por la música alta, la noticia con la que todxs miramos espantados de un vecino que disparó a menos de un metro de distancia a otro porque no quiso bajar el volumen de la música en Navidad. Me preocupa también esa forma que tenemos de desconocer que otres están a nuestro alrededor y que puede molestarles un poco que pongamos la música al palo. Me preocupa la falta de diálogo y consenso, de acuerdos, de negociación, de ubicación. Nos vemos desorientadxs, asustadxs, desorganizadxs y creo que por eso actuamos así. De manera impulsiva y egoísta.

Y, por otro lado, sino fingimos demencia. Frase popularizada desde hace un tiempo, una suerte de placebo para sobrevivir a los tiempos que corren, que sólo sirve para aquelles que tenemos la comida garantizada. Terapias alternativas, meditación, sahumerios, mindfulness, influencers gritándonos en redes sociales “con pequeños golpecitos en tu cabeza repetí…acepto esto que siento, esta frustración, agradezco este miedo…”. Todo me atraviesa y todo es individualista.

La famosa batalla cultural la viene ganando esa libertad individual que propone la extrema derecha en el mundo, la que profesan los Milei, los Trump, los Elon Musk… no es el liberalismo conservador, no es la derecha que conocimos, corporativa, que entendía sobre procesos sociales. Esta es una extrema derecha que ha logrado insertarse en el hipotálamo de cada une de nosotres para que el chip de lo personalísimo se despegue de lo comunitario. Primero yo, después yo, y las migas para mí.  

Mientras tanto, tengo la sensación, de que una parte de la política está en cualquiera. Algunos debatiendo salarios millonarios, otros peleándose con adversarios inoportunos para esta contienda, más preocupados por sostener su banca que por construir estrategias de poder que nos permitan, en un futuro no muy lejano, recuperar las riendas del Estado arrebatado por el Topo maligno.

Eso que sucede en la calle, esa apatía que nos atraviesa en la organización política, militante, social en general, esa demanda a las organizaciones sindicales, esas frustraciones con las que chocamos cuando arrancamos un proyecto que se desvanece al toque porque la voluntad y el entusiasmo se diluyen demasiado rápido, son producto, creo yo de no estar pudiendo ver y ordenar: al enemigo principal, a los interlocutores, a lxs destinatarios de nuestro mensaje, y lejos, más lejos, de no tener claro, cuál es el proyecto que queremos construir. Algo de lo que hicimos estuvo bien, pero no todo. El exceso de diagnósticos nos obnubiló y nos cargó de pesimismos y, mientras tanto, ellos siguen disparando sus mensajes libertarios sálvese quién pueda. Literal.

La libertad y la desregulación no es del mercado o, mejor dicho, no es sólo esa, es la libertad de hacer y decir lo que se nos ocurra sin importarnos una mierda lo que pase o cómo impacte alrededor; sin importar las consecuencias, ni en los otros ni en nosotros. Hay un nivel de desconexión con la realidad que es fatal. La desregulación de las relaciones humanas nos ha llevado de condenar los discursos de odio que venían proliferando y amplificándose en las redes sociales a hacer análisis sobre cómo los actos de crueldad y violencia se justifican por esos discursos. No los pudimos frenar, sólo explicar. ¿Se dan cuenta? Nos vamos corriendo de los escenarios, dejamos de ser partícipes para ser espectadores de una vida que nos resulta cada vez más ajena. Y vamos intentando preservar la nuestra. De la pedagogía de la ternura a la de la supervivencia.

De la consternación por estar viviendo de nuevo los despidos masivos del macrismo a haber atravesado el primer año de gestión del mileísmo que acaba de firmar el decreto de 3×1 (tres despidos por una incorporación). El cierre de fábricas ya es anecdótico. Y nada. ¿Nada? Como las ranas que se cocinan a fuego lento en una olla en la que sienten que están bañándose y luego el agua empieza a hervir y ya no tienen escapatoria.

Entonces, está claro para mí, que esas formas en las que reaccionamos, demenciales, representan a esas ranas hirviendo… algunas intentan escapar, pelean entre sí o se ayudan, dan batallan, se dan cuenta que aumenta el calor, otras están panza arriba, agradeciendo al universo el calorcito de ese estanque tan extraño en el que fueron puestas quién sabe para qué. A otras, les da lo mismo, igual saben que adentro o afuera de la olla, estaban condenadas a morir, harán una fiesta, pondrán la música fuerte y pelearán por divertirse un rato más porque no hay mucho más para proyectar.

Los cheff son dueños de las ollas, ponen el agua, y prenden el fuego. Cocinan para los dueños de la libertad que te vendieron.

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2 comentarios en “RELAJATE…ES UNA ORDEN!”

  1. Excelente análisis Gime… Y si, el mundo está hecho una poronga, pero la hicimos nosotrxs!
    Creo absolutamente necesario volver a las utopías, caminar en un sentido, para algo. De otro modo, solo somos unx más con el plato esperando que caiga algo de la olla… Gracias!

Los comentarios están cerrados.

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