Poesía de circunstancias (adversas)
Por Griselda Fanese
Crexel chorra I
No lloramos
ni reclamamos:
Nada esperamos
de quien se arrastra.
Alimaña dañina,
que no tengas estómago sano
para comer los víveres parisinos.
Que nadie te salude, que nadie te conozca,
que tus ojos cegados no puedan ver
las boludeces cuando salgas
a vitrinear por París.
Ni hablar de futuro. Que nadie te llame
nunca, ni tu madre
ni tengas perro que te ladre.
Que seas nadie para todes
y lo sepas. Que no encuentre paz
la conciencia que no sabías que tenías.
Que te mueras sola y que nadie
vaya a tu entierro. Que cuando quieras
pasar a saludar a cualquier cheta francesa
no te ofrezca asiento ni un té
y que te pregunte por Cristina.
Crexel chorra II
Como quien mediante un cáncer
que aparece de repente solapado
conoce que tenía un órgano
del que no sabía nada,
conozcas que había algo
que si exagero llamo conciencia
donde ni aire parecía que tenías.
Y que no sea vida lo que te da el saber
que estiércol y no sangre
corre por tus venas y arterias.