Por Gimena González Eastoe
Si buscas una nota de análisis, esto no lo es. Escribo para que conozcas lo que es el encuentro plurinacional de mujeres, lesbianas, bisexuales, travestis, trans, intersexuales, no binaries, en primera persona. Te invito a que vayas conmigo hasta Jujuy…
I – El Viaje.
Neuquén. Jueves 10 de octubre. Armar la valija, buscar las pecheras, llegar al aeropuerto. Son las 15.30hs y estamos arriba del avión de Aerolíneas Argentinas; nuestro vuelo se atrasó, pero ya sabemos que el avión de trasbordo en Córdoba nos espera.
Somos 50 personas las que viajamos con destino a Salta. En ese avión van otras compañeras feministas de organizaciones hermanas. También viajan algunas pibas solas (¿?) que se encontrarán con sus amigas allá. Una hora y pico de viaje, y llegamos a Córdoba. Antes de bajar, las compañeras de la Revuelta Colectiva Feminista agitan la salida “Milei es facho y liberal, nuestra aerolínea será siempre nacional”. Ellas van en los primeros asientos y nosotras al fondo. No podemos sumarnos, somos pocas. El resto de los pasajeros no se copan. Pero no nos sorprende. Hay olor a gorilas.
Salimos del avión por una manga, medio a las corridas y subimos rápidamente al otro, que está prácticamente lleno, sólo esperándonos a nosotras para partir rumbo a Salta. Un par de horas más y habremos recorrido poco más de 2000 km.
Mis compañeras que llegaron unos días antes nos habían avisado que estaba lloviendo de manera torrencial, pero cuando bajamos del avión el cielo se despejó por completo. El último tramo Salta – Jujuy lo haremos en dos autos apenas 120 km más. Falta poco para encontrarnos todas.
II – Apertura del Encuentro.
Viernes 11, son las 8 de la mañana y ya se escuchan las voces de las que están desayunando. Estamos en un Hostel pequeño, viejo, que administra Tito. Es con desayuno incluido. Nos vamos preparando. Hablamos todas a la vez. Es un griterío. Somos quince nosotras y dos o tres más que estaban en el Hostel. Lo invadimos todo.
La noche anterior cenamos todas juntas en un restaurante y festejamos el cumple de Paz, una amiga con la que venimos festejando su cumple en los Encuentros desde el 2016, el primero al que asistimos, en Rosario. Desde entonces, no falté a ninguna. Es como una cita obligada (conmigo misma, con las compañeras, con la historia).
Como pasa en casi todos los encuentros, la apertura se convoca a las 9 y arranca un poco más tarde. Algunas organizaciones copan con sus banderas gigantes las vallas y tapan la visión del escenario. El objetivo: salir en la foto. Es una disputa típica. Hay cosas que no cambian. No se termina de entender que en estos encuentros no hay una sola orga, grupa, persona que “capitalice” el Encuentro. Acá no venimos a medírnosla. A nadie le importa eso. De hecho, molesta bastante. Y lentamente van entrando en el predio los grupos organizados. Veo principalmente sindicatos. ATE sobresale por el verde llamativo.
El sol pica la piel. El cielo está despejado. Nos fijamos en el pronóstico y ya sabemos que va a ser un día hermoso. En los alrededores del predio se dispusieron las y los vendedores: banderas, pañuelos, choris, bebidas frescas. Al fondo, una hilera enorme de baños químicos. Detrás del escenario, las carpas de acreditación.
III – Qué Momento…
Los Encuentros son autogestivos por eso cada año nos inscribimos y aportamos para que puedan realizarse y sostenerse. Aunque no es obligatorio para participar. Cuando llegamos, la comisión organizadora nos espera con una cartilla con toda la información necesaria: talleres, grilla cultural, teléfonos de emergencia y un mapa de la ciudad con los puntos clave. También hacemos en ese lugar la acreditación de prensa y se dispone un lugar para que podamos trabajar.
Como hace algunos años, desde que Radio Megafón existe, mi interés pasa por la comunicación. Aprender de qué se trata mostrar, contar, expresar, transmitir. Este año me llevé la cámara y decidí fotografiar. No es mi especialidad, ese es un rol que hace años cubre Azul. Pero cámara en mano y sin mucho más que mis ganas de registrar lo que pasaba allá adelante (en el escenario) me mandé. Saqué fotos y filmé lo que pude. El sonido no es el mejor. Pero la cara de alegría de las encuentreras lo dice todo. Encuentreras son todas las que participan durante todo el año del armado del encuentro en cada provincia. Cuando suben al escenario y se abrazan, se emocionan, sonríen, cantan, gritan sentís con ellas el alivio que siente cualquiera cuando eso por lo que tanto trabajó está sucediendo. Llegó el día. Estamos ahí.
Creo que una no se imagina todas las tensiones, discusiones, nerviosismos, obstáculos que deben haber atravesado para garantizar que más de 60mil mujeres, lesbianas, travestis, trans, intersexuales, no binaries pudiéramos disfrutar de este encuentro en el noroeste argentino. Creo que ellas y elles tampoco se lo podían imaginar hasta que nos vieron desde el escenario con esa euforia que te da cuando llegas hasta ese punto de encuentro. Es imposible no emocionarse.
Entre agradecimientos, denuncias, aparecen los cantitos “Milei, basura, vos sos la dictadura” – “Unidad de las trabajadoras y al que no le gusta que se joda, que se joda” – pero el que cantamos con más fuerza es “Que momento, que momento, a pesar de todo, ¡les hicimos el encuentro… que momento!”. Es casi un grito de venganza. Es un gran “Acá estamos otra vez”. Somos invencibles. Nos vamos a seguir reproduciendo. Son 37 años sólo interrumpidos por la pandemia. Algo realmente único en el mundo. Algo que todavía no dimensionan los que pretenden invisibilizarnos. Lo que sigue es la lectura del documento en el que se harán explícitos los motivos por los que nos encontramos allí, las denuncias por el contexto político, económico y social que atravesamos, los números de crímenes de odio que aumentan a diario, los nombres de las desaparecidas, la denuncia por la expropiación y explotación de la tierra, de nuestros recursos de nuestros territorios, así como de nuestros cuerpos. Y la invitación a tramar revoluciones posibles e imaginar mundos vivibles. Y en eso estamos.
IV – Los Talleres.
103 talleres agrupados en 16 ejes y dispuestos en 11 establecimientos educativos entre universidades y escuelas. Luego de la apertura nos organizamos para ir a la plaza central, siempre hay una donde se concentran puestos artesanales, venta de remeras, estampas, comidas regionales, lo que se te ocurra, pero también, algunas organizaciones hacen base ahí y montan sus puestos para hacer asambleas, repartir folletería. Nosotras vamos en busca de sombra, el sol está picante, tenemos hambre, hay que renovar el protector solar y organizar cómo nos vamos a distribuir para ir a las escuelas en las que están los talleres de nuestro interés.
Algunas fueron a talleres donde se aborda la cuestión de la violencia por motivos de género, puntualmente las políticas públicas dispuestas a tales fines. La situación es muy dispar en las provincias, pero casi todas están en declive en sintonía con la propuesta del gobierno nacional: desmantelamiento de todo lo que tenga que ver con la prevención y erradicación de la violencia de género. El aporte de nosotras viene por otro lado, en Neuquén la cosa es distinta y aunque falta mucho, aun conservamos las leyes, los organismos, los dispositivos, y la posibilidad de asistir frente a estas situaciones.
Otras eligen participar de espacios para la construcción de protocolos para el abordaje de las situaciones de violencia por motivos de género en diferentes ámbitos. Se repite la misma dinámica, en la mayoría de los lugares el debate parece haber retrocedido diez casilleros. Y la sensación de las compañeras es que en Neuquén avanzan en debates por la integralidad de esos protocolos. Todo eso sirve para verlo de manera global.
Yo elegí participar del taller Medios de Comunicación. Allí nos encontramos desde una perspectiva de trabajo con compañeras de medios comunitarios, medios digitales, medios oficiales, trabajadoras despedidas, periodistas, fotógrafas, realizadoras audiovisuales e incluso, trabajadoras de Aerolíneas e Intercargo a cargo del área de comunicación. El intercambio es riquísimo, desde el financiamiento hasta las múltiples tareas, desde la disputa de sentidos hasta el rol del Estado. Un debate que incluso fue intergeneracional. Pero esto merece una columna aparte.
Los talleres tienen 3 instancias. El primer día por la tarde y el segundo día, por la mañana y por la tarde. Los talleres son horizontales. Los coordina alguna compañera que se proponga o que haya sugerido la comisión organizadora. Se toma nota de todo y se deja por escrito las conclusiones, posturas mayoritarias y minoritarias. No se vota si hay mociones o posturas disidentes sino que se deja registro de todas las posturas. Al finalizar se entrega a la comisión organizadora y se lee en las conclusiones el último día. Esto queda en los registros.
¿Se imaginan? 37 años registrando las conclusiones de miles y miles de compañeras y compañeres que recorrieron el país armando agendas propias, feministas y transfeministas, disputando poder, transformando realidades, construyendo y conquistando derechos. Ahí está la historia de nosotras y nosotres.
V – La Marcha…que no tendrá fin.
60, 70 u 80 mil… no importa cuántas, sabemos que fuimos miles y miles copando las calles de San Salvador de Jujuy. No importa el número porque sabemos que la marcha superó nuestras expectativas. Llegar a Jujuy, en este contexto, era difícil para muchas. Pero lo hicimos.
La masividad es algo que después del Ni Una Menos del 2015 llegó para quedarse. Tuvo su punto máximo en La Plata cuando la movilización superó las 200mil personas. Pero, de nuevo, la accesibilidad es un punto relevante.
La marcha reúne muchos condimentos: mística, bronca, emoción, alegría, glitter, ingenio para inventar cantitos, energía para caminar largas cuadras y saltar, agitar, cuidarnos, estar atentas.
Ahora sí, viene asomando la columna de la marcha. A un costado una compañera sostiene un cartel de Norita Cortiñas que dice “Seguir en la calle, no bajar los brazos”. Quien sostiene el cartel tiene la capucha puesta y la cara tapada con un pañuelo. Un enorme cordón de seguridad de las encuentreras con sus pecheras identificatorias rodea a quienes llevan la primera bandera de arrastre. Ellas y elles vienen cantando: “Es tu esencia y es semilla y esta dentro nuestro..es esencia y es semilla y está dentro nuestro (por siempre!) Se hace vida con el Sol y en la Pachamama florece”. La canción es “Cinco años resistiendo” de Bruno Arias. Asoman Whipalas que flamean bien alto. Ellas y elles encabezan la primera gran columna. Es la esencia en este encuentro. Las siguientes contagian con sus tambores, sus caras llenas de alegrías. Se mezclan pancartas de las que ya conocemos, son los rostros de las pibas que nos mataron, de las pibas que nos desaparecieron. La palabra Justicia se repite infinitas veces.
Confirmamos una vez más que esta marcha no tendrá fin. Brotan lágrimas, se nos pone la piel rara (nunca de gallina), los celulares quieren capturarlo todo. En cuanto podamos vamos a encolumnar. Una marcha más de tantas otras en esta vida que elegimos de manera colectiva y popular. Ahora que, si nos ven, ¡ahora que si nos vemos! Estamos de pie, resistiendo, tramando nuevos mundos, dispuestas a cambiarlo todo. No intenten detenernos, somos muchas y estamos furiosas, somos muchas y estamos juntas. Somos muchas y somos imparables.